jueves, 30 de junio de 2011

PRIMER POEMA







DE LA UVA

MALVASÍA en la extrañeza del cuerpo
enternecida por la cercanía de tu pelo
maresía, nueva como del cobre,
alimentada por el magma remoto.
Savia de oscuridad iluminada,
rezumo al fin en la tierra roja,
en la tierra baja haciendo recuento.

Mi amor ha vuelto para quedarse
despierto al sol de amianto
bajando desde su rayana figura,
eres tú acaso el que araña la escalera estelar.

Te miro, me miras,
tu deseo encogido
rodeado por la piel del viento.

Soy la uva, me miras te miro,
ungida por el salitre de lágrimas marinas,
alegre, tórrida en el andén de las manos.
Me tienes, me pruebas hasta la última gota,
me preguntas de qué estoy hecha,
soy la uva, tuya, un instante,
inundando el vacío de tu BOCA.


Montserrat Fillol

2 comentarios:

  1. EL PRESENTE COMENTARIO LO ENVÍA UNA TAL MALVASÍA, NO CAIGO QUIÉN DEBE SER PERO SOSPECHO ALGO:

    Baaa…bee….

    Nunca había estado dentro de una espiral. Nunca había sentido su vuelo. Ni cómo corre el aire en su interior. Se dice que las espirales vuelven al punto de partida. Y que son como el oráculo de Delfos. Conócete a ti mismo. Ese es el sino. O más bien el destino único e ineludible. Por tanto, sumergirme en una espiral nunca fue un destino escogido a conciencia. Sin embargo, ahora después de haber vivido la experiencia de la espiral poética, creo a pies desjuntados que es cierto: no podemos huir de nuestra propia espiral. Y una vez en ella, al río. Quiero decir, nunca más abocados al suicidio irremediable en el yo profundo y lo que éste nos depare. Si no más bien a lo fundamental de la vida, que es la amistad, la palabra y la poesía. Por eso cuando se empeñan en decir por ahí, y repetirlo divinamente, al principio fue el verbo. Bueno, vale que sí, pero en el prólogo estaba la amistad. Lo que humanamente nos hace tender puentes hacia los demás y entendernos mejor. Decirle por fin al pesado de Delfos, que sí que conocerse está muy bien, pero qué mejor manera de hacerlo que a través de los demás. Qué mejor manera de ir y venir a nuestro inefable punto de partida, que volviendo a la esencia de lo humano. Lanzar al aire por ejemplo un “baaaaa” y que nos respondan con un “beeee”…..

    ResponderEliminar
  2. Hola Montse que bueno leer tus textos mandame tu correo saludos desde venezuela

    ResponderEliminar