DE LA UVA
MALVASÍA en la extrañeza del cuerpo
enternecida por la cercanía de tu pelo
maresía, nueva como del cobre,
alimentada por el magma remoto.
Savia de oscuridad iluminada,
rezumo al fin en la tierra roja,
en la tierra baja haciendo recuento.
Mi amor ha vuelto para quedarse
despierto al sol de amianto
bajando desde su rayana figura,
eres tú acaso el que araña la escalera estelar.
Te miro, me miras,
tu deseo encogido
rodeado por la piel del viento.
Soy la uva, me miras te miro,
ungida por el salitre de lágrimas marinas,
alegre, tórrida en el andén de las manos.
Me tienes, me pruebas hasta la última gota,
me preguntas de qué estoy hecha,
soy la uva, tuya, un instante,
inundando el vacío de tu BOCA.
Montserrat Fillol