viernes, 7 de septiembre de 2012

JAULA


Conocer a Jacinta me ha hecho reflexionar sobre el papel de la mujer como objeto de deseo. Su desnudez es una prueba de ello. Y también su rostro, que muestra a una joven sonriente, siempre dispuesta a complacer, pero a su vez con una timidez forzada de mujer “virgen” que se entrega por primera vez.

Ese encasillamiento de la mujer como un objeto bello, más que un honor es una trampa. Es como una jaula de alambres con espinas, que se aferran al cuerpo y le hacen daño. Un calabozo que nos ha acompañado durante milenios y que seguimos portando. Un encierro que aísla, que impide la igualdad de oportunidades, nos hace esclavas de nuestro cuerpo y de los rolles estereotipados que esta sociedad impone.

He fotografiado a la mujer que sufre en sus propias carnes esa opresión milenaria. Al visibilizarlo, Jacinta demuestra que es consciente de esta realidad, manifiesta su fuerza y evidencia que está dando los pasos para transformarla.



Inmaculada López Liñán

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