miércoles, 13 de julio de 2011

EL DÉCIMO CUARTO

Protector de la noche,
el astro otea caminos
donde los pasos vagan.
Sirio diluye
su halo luminoso,
en el cósmico sueño
de la obscuridad plena.
Alguien recuerda el mar:
la vida ante sus olas,
como rota esperanza
estallando en las rocas...
Ahora todo duerme.
El rencor se apacigua.
Canta un grillo estridente
a las constelaciones:
luminoso venero
que lleva su rebaño,
dorado y silencioso,
hacia el mar recordado.

Un suspiro se expande
buscando sus orillas.

Carmelo Sánchez Muros

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