Foto: Patri Diez |
y te hablo, pero también te imagino. Tú eres síntoma
de mi pequeño todo. Con el pecho
desabrochado te recibo. Risa. Casi un Pepito Grillo. Desvelos que se cuelan.
Apareces; entonces se representan dioramas, migas de pan, desenfoques y trapecios.
Estás
como el amor: por alcanzar y hasta en los tuétanos. Y te llamas verde. Yo a
veces ropa interior… ¿qué son las sábanas sin tus pies fríos? Ya me he perdido, otra vez. Emprendo la búsqueda.
Y las paredes se dilatan para que ocurras en aceras secas y lluviosas… Huele a
piel en las plazas y a recuerdo en los cines. Ya las cabinas no sirven para
llamar pero hay servilletas revueltas en mi bolsillo con tu número y así cada
tres pasos en uno vuelo. Demasiados abrigos de piel. Azúcar en los escaparates
y un sonido entre mis servilletas del bolsillo. Es un mensaje, ojalá mi móvil
fuera una botella... comas y puntos
medidos. Echo de menos el Circo y el dibujo, por el lápiz, delicado, sospechoso
de verdad. Y ya no es por verdad es por juego. Ya no es al juego es al no
tiempo… Ya. Ya no es. Sino que es. ¡Eso quiero! Que sea.
P a t r i D í e z
No hay comentarios:
Publicar un comentario